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La Vía Láctea, los cometas y cúmulos estelares vistos desde un sitio realmente oscuro, son parte de nuestra herencia cultural y natural. Estas maravillas astronómicas las perdemos al usar un alumbrado exterior ineficiente que produce contaminación lumínica y desperdicia recursos energéticos.

Hoy es urgente preservar y cuidar el cielo oscuro en paisajes culturales urbanos, parques nacionales y sitios relacionados con las observaciones astronómicas, así como apoyar los objetivos de la UNESCO en su iniciativa de Astronomía y Herencia Mundial.

La continua pérdida de cielo oscuro no sólo es un problema para la astronomía, significa un serio asunto que impacta la salud humana, la ecología, la seguridad, la economía y la conservación de energía. Usando sistemas de alumbrado exterior que iluminen solamente los lugares necesarios en los horarios necesarios, es posible ahorrar hasta un 50% de energía lo cual ayudará a conservar los recursos no renovables y proteger el equilibrio ecológico de nuestro planeta.

De acuerdo a las Naciones Unidas, al inicio de esta década 3,300 millones de personas, más de la mitad de la población, vivirán en ciudades urbanas. Con el crecimiento de grandes ciudades en África y Asia, el número de personas que las habitarán subirá a 5,000 millones en el año 2030. A medida que las ciudades crecen, también lo hace su impacto sobre el medio ambiente mundial.

Por esta razón, es cada vez más importante dar a conocer las causas de la contaminación lumínica y las acciones que se puede tomar para prevenir su impacto.

Una herramienta fundamental para prevenir la contaminación lumínica, es la implementación de leyes y reglamentos en el estado de Baja California los cuales son conocidos popularmente como Ley del Cielo.


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